A pesar del hecho de que tanto la obsesión como la compulsión están relacionadas con un trastorno mental, hay una diferencia entre la obsesión y la compulsión. En otras palabras, estos no son iguales. Si bien la obsesión se refiere a un pensamiento persistente que funciona en la mente de un individuo, la compulsión se refiere a una acción persistente, donde el individuo siente una fuerte necesidad de participar en una actividad particular al nivel donde interrumpe sus tareas diarias. Entonces, la principal diferencia entre la obsesión y la compulsión proviene de que uno está relacionado con los pensamientos y el otro a las acciones. Este artículo intenta presentar una imagen más elaborada de los dos términos para que el lector pueda comprender las diferencias que existen.
Primero, al mirar la palabra obsesión, se puede definir como un pensamiento recurrente que no desaparece; Un pensamiento persistente. Incluso en medio de otro trabajo, este pensamiento preocuparía a la mente del individuo. Esto generalmente se ve como irracional y puede variar en grado. Algunas obsesiones son más suaves en comparación con otras. Cuando el grado es alto, la interrupción de la vida cotidiana y las tareas también es alta. Incluso cuando la persona no quiere pensar en ello, este pensamiento volvería una y otra vez. El miedo a los gérmenes, la suciedad y la necesidad constante de que las cosas se completen de manera adecuada son algunos ejemplos de obsesión. Las obsesiones incluso pueden conducir a tensiones en las relaciones personales y laborales a medida que interrumpen el funcionamiento habitual de un individuo.
A diferencia de una obsesión, que es un pensamiento recurrente, una compulsión es Una acción persistente que necesita ser cumplido. Una compulsión también puede ser de diferentes grados. Cuando el título es leve, la persona logra continuar con sus rutinas diarias con poca interrupción. Sin embargo, cuando el grado es alto, el impacto en la rutina diaria no solo es negativo, sino alto. Intentemos entender esto a través de un ejemplo. Imagine a una persona que necesita verificar si él/ella cerró la puerta antes de venir a trabajar. Si la persona sufre una compulsión por esta actividad, la persona tendrá una fuerte necesidad de regresar y revisar la puerta nuevamente. Esto también está vinculado con la obsesión mientras la persona sigue pensando en el deseo de cerrar la puerta, o de lo contrario verificar si cerró la puerta correctamente.
Este ejemplo también destaca el impacto que tiene en la rutina diaria. En este caso, la persona nunca logrará llegar a trabajar a tiempo. Si la persona intenta alejar este fuerte impulso, generalmente conduce a tener efectos adversos. Además, esto da como resultado que la persona que se encuentre con dificultades en la vida laboral, así como la vida personal. Algunos ejemplos más para compulsiones son la necesidad de lavar las manos, la necesidad de la aprobación constante, la necesidad de organizar las cosas de manera particular, etc.
• La obsesión se refiere a un pensamiento persistente que funciona en la mente de un individuo.
• La compulsión se refiere a una acción persistente, donde el individuo siente una fuerte necesidad de participar en una actividad particular.
• Tanto la obsesión como la compulsión varían en grado, cuanto mayor sea el grado, mayores son las posibilidades de interrupciones en la vida diaria.
• Ambos se pueden curar a través de la terapia cognitiva conductual y la medicación.
• La principal diferencia es que, si bien la obsesión se limita a un pensamiento, la compulsión llega a una acción.